Historias, entuertos y colapsos cuánticos: ¡bienvenid@s a mi blog!
Dice mi bio que soy un «hacedor de historias, entuertos, y colapsos cuánticos», y leído así, la verdad es que suena un poco raro.
Esa etiqueta, sin embargo, no es solo la que mejor se ajusta a lo que soy, sino también a lo que pretende ser este blog a partir de hoy: un espacio para compartir con vosotros artículos sobre las historias que he escrito (y protagonizado) a lo largo de mi vida; sobre los entuertos en los que me he visto envuelto durante estos años (que han sido muchos y muy delirantes, os lo aseguro), y sobre… ¿colapsos cuánticos? ¿qué demonios es un colapso cuántico?
Sí, lo sé, inaugurar un blog hablando sobre física cuántica igual no es lo más recomendable. Al menos de acuerdo con las normas establecidas por los expertos en marketing digital, personal branding, story-telling y demás McGuffins 2.0 para sacarle los cuartos al personal, pero ¡hey!, si las normas estuvieran para cumplirlas siempre… ¿por qué pita la gente en carretera a quienes respetan las reglas aprendidas en la autoescuela? Peor aún, ¿por qué los propios profesores de autoescuela recomiendan a sus alumnos que no tengan en cuenta esas reglas en la vida real ? Pues muy fácil: porque en el fondo, todo el mundo sabe que solo hay una norma realmente válida: no olvidarse de que todas las demás están para saltárselas.
Así que, aun a riesgo de que dejéis de leer aquí mismo, os hablaré un poco sobre mecánica cuántica. Eso sí, para dummies, no os vayáis a pensar que de verdad sé algo sobre el tema…
Un colapso de la función de onda o colapso cuántico, simplificando mucho, es lo que ocurre cuando el intento de medir un sistema produce un cambio abrupto en ese sistema. O lo que es lo mismo: lo que ocurre cuando el mero hecho de observar algo altera la naturaleza de ese algo y lo hace «colapsar»… ¿Cómo os quedáis, eh? Pues algo así, salvando las distancias, es precisamente lo que me gusta hacer a mí cuando escribo: resquebrajar todos aquellos temas en los que me fijo por el mero hecho de dirigir mi atención sobre ellos .
Lo que esto quiere decir no es tanto que sea capaz de freír churros con la mirada como que en este espacio voy a compartir con vosotros unas historias, unos entuertos y unas chaladuras tales que no vais a poder dejar de leer aunque queráis hacerlo.
¿Que exagero? Pues igual puede parecer que sí, pero tal vez cambiéis de opinión cuando os cuente qué le pregunté a Mister T cuando lo conocí (y adjunto foto viejuna como prueba), cómo me convertí en el consejero sentimental de un ex marine obsesionado con dar caza a Bin Laden por su cuenta o dónde y con quién estaba durante el 11-S (una pista: se dice que es hermafrodita).
Y si ya os cuento también de qué manera me las ingenié en el transiberiano para poner paz entre un español en pleno brote psicótico y un vagón de militares rusos borrachos que querían matarlo porque no iban muy allá ni de español ni de psicología, qué ocurrió para que un equipo de baloncesto profesional al completo (con una futura estrella de la NBA a la cabeza), quisiera matarme a mí años antes en un polideportivo del estado de Oklahoma, o cuál fue la reacción de la chica que hace unos cuantos veranos me tenía enamorado cuando decidí besarla en un pingpong show de Bangkok llamado Superpussy, creyendo que el surrealismo de la situación sería algo romántico, yo diría que igual hasta podemos quitar el quizás.
No obstante, este blog solo sería un monólogo aburrido (no como el de Edward Norton en el video de arriba), si vosotros no pudierais colaborar de alguna forma en él, de modo que os animo a que, conforme vayan surgiendo temas, polémicas, afinidades, amores rencillas u odios (lo importante es que algo surja, «que pasen cosas aunque sean malas», como quienes me conocen saben que suelo decir todo el rato) compartáis desde los comentarios vuestras propias historias y entuertos para así crear juntos un colapso cuántico tan bestial que realmente marque la diferencia. ¿Y quién sabe?, tal vez hasta crear un universo paralelo donde haya menos expertos en decirle a la gente lo que tiene que decir y más profanos temerarios dispuestos a decir lo que les apetezca.
Nada más por ahora salvo agradeceros que hayáis leído todo lo anterior, daros la bienvenida oficial al blog y recordaros que podéis comprar mis libros en… Noooo, tranquilos, mis libros ya tiene su propia sección ahí al lado y no los sacaré demasiado a colación por aquí a no ser que tenga una buena excusa argumental para ello (como un lanzamiento, por ejemplo) o me lo pidáis por burofax. Lo prometo.
Ahora sí, agarraos fuerte y que comience la aventura. ¿Os he dicho ya que puede ser un viaje accidentado? Pues eso, actuad como si tuviera carné de conducir y dejaos llevar…
No pasará nada.