Diez datos curiosos sobre Dögunljósey
Después de una espera mucho más larga de lo previsto, Dögunljósey: vocabulario de lo intraducible está disponible también en papel.
En artículos anteriores, así como en otras secciones de la web, ya os hablé en profundidad de los entresijos de esta novela tan peculiar, así que hoy me limitaré a proporcionaros una serie de datos también muy curiosos sobre el proyecto.
Algunos son bastante obvios; otros, no tanto, y unos pocos, los menos, están tan escondidos entre las más de 325 páginas del libro que hasta podrían considerarse una suerte de «huevos de pascua» literarios.
En cualquier caso, creo que todos tienen miga suficiente como para dedicarles un post, así que comenzamos.
- Aunque el libro es en general muy deudor de la cultura y los paisajes islandeses (y quien haya visitado esas latitudes reconocerá enseguida muchas cosas), la palabra «Islandia», al igual que ocurre con la palabra «mafia» en El padrino no se menciona en toda la novela.
- Samskeyti, la espada mítica del protagonista, no se llama así en honor a ningún ser mitológico o deidad extraña, sino que ese es el título de una de mis canciones preferidas del grupo Sigur Rós. De hecho, forma parte de la banda sonora de la novela. Podéis escucharla aquí
- Sigur Rós también me inspiró a su manera el aspecto del joven heraldo que guía a Lázaro hacia Dögunljósey, Gunnar, y tanto los niños que habitan el pueblo costero de Sjávargardur como él guardan muchas similitudes con la pandilla de críos que protagonizan Glósoli, famoso videoclip de la banda ártica. Por cierto, Sjávargardur, Dögunljósey y el resto de topónimos que aparecen en el libro son palabras de mi cosecha, aunque están construidas a partir de vocablos islandeses que, en ocasiones, aportan información de cierta relevancia sobre la novela.
- En un momento determinado de la historia Lázaro se enfrenta a un grupo de guerreros y uno de ellos se refiere a otro como«Morður». Con ese nombre, Morður, es como la gente me conocía en Islandia durante los años que pasé en ese país, así que podemos considerarlo una especie de cameo donde no salgo precisamente muy bien parado. Entre otras cosas, porque Morður significa «bastardo».
- Siguiendo con esta misma línea, hay un capítulo en el que el protagonista encuentra un corazón pintado en una pared con dos nombres inscritos dentro. Esos dos nombres son los de mi antigua compañera de piso islandesa y su novio, quienes tenían por costumbre darlo todo en la cama a altas horas de la noche y no dejarme dormir con la fogosidad de su amor. La mención es una pequeña broma personal y un tributo a su acalorado romance.
- Muchas de mis palabras intraducibles favoritas se quedaron fuera bien porque no encajaban con la línea argumental de los diferentes capítulos, bien porque ya había empleado alguna en ese idioma concreto y no quería repetir lengua. De las que más me ha dolido prescindir es de algunas genialidades alemanas como «backfeifengesicht», en referencia a una cara que necesita urgentemente recibir un buen puñetazo, o japonesas como «Age-otori», en alusión al sentimiento de encontrarse más feo tras un corte de pelo.
- Pero no todas las palabras intraducibles del libro se mencionan de manera explícita. El doctor Pålegg, médico encargado de monitorizar la salud del protagonista, por ejemplo, recibe su nombre de una palabra intraducible de origen noruego que significa algo así como «todo aquello que se puede poner sobre una rebanada de pan». Dicho de otro modo: le estoy llamando indirectamente «carapán» 😉
- El orden y la disposición de las ilustraciones de la versión impresa no es aleatorio, sino que está pensado para reforzar el concepto de reflejo, dualidad y simetría de toda la trama. Es por ello que la primera imagen es un faro apagado y la última un faro encendido, y es por ello, también, que el símbolo rúnico Wyrd, muy importante para el desarrollo de la historia, está situado a modo de bisagra justo en el punto central de la novela.
- En cuanto a los personajes, tengo por costumbre desde hace ya tiempo tomar como referencia actores y actrices reales para crearlos. Así, Lázaro Umbriel está inspirado en Lee Marvin; Jelena Tahirovic en mi adorada Rachel Weisz y Aurora en Anna Kendrick. Vagnstärna, por su parte, está inspirada en la estrella que otorga inmunidad al jugador en el videojuego Super Mario Bros (¡!), y Sif, en un perro que tuve ya hace tiempo y protagonizará en breve otra de mis historias.
- Por último, el título de la película en la que Lázaro trabaja durante la parte realista, Días de infamia, es también el título de uno de los cortometrajes dirigidos por la hija de Miranda Cadalso en Lo que define a una llama, y a su vez, ambas obras toman su nombre de una novela inédita que yo mismo escribí hace ya muchos años, a raíz del 11S, y quizás algún día retome para hacer algo de recibo con ella.
Hay muchos más «easter eggs» escondidos entre los capítulos de Dögunljósey, pero esos, me temo, ya os toca a vosotros encontrarlos.
Mientras lo intentáis, yo aprovecharé para centrarme en ultimar las cinco otras novelas que tengo pendientes de publicación para este 2019, comenzando con La naturaleza del escorpión.
¿Os he dicho ya que no queda nada para su publicación? Pues quedáis avisados.
Hasta entonces, como siempre, recibid un saludo cordial e id por la sombra.
¡Feliz lectura!